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Abanicos de Victoria Subercaseaux

Objeto del Mes:

Abanicos de Victoria Subercaseaux

Publicado el 01/03/2013
Abanico de Victoria Subercaseaux
Para celebrar el día internacional de la mujer, hemos elegido como objeto de marzo la serie de abanicos de la esposa de Benjamín Vicuña Mackenna.

La colección del Museo cuenta con cuatro abanicos y un abaniquero que pertenecieron a Victoria Subercaseaux, dos de los cuales están actualmente en la exhibición permanente. Un abanico de encaje negro, con paisaje del cerro Santa Lucía en color blanco y monograma de Victoria Subercaseaux al centro del paisaje. El segundo abanico en exhibición, es de papel, pintado a color con escenas que representan características sociales femeninas de aquella época, tanto en el anverso como en el reverso.

Dos abanicos más se encuentran en depósito, uno de plumas blancas con fuente de color rojo, y otro de carey y plumas negras con monograma de Victoria Subercaseaux. En la colección existe además un abaniquero, objeto especial para proteger los abanicos, de cuero color café también con el monograma.

En la época de Victoria Subercaseaux, los abanicos eran un objeto característico de la alta sociedad, con una función ornamental que indicaba poder y distinción en las mujeres. Eran realizados a mano y generalmente eran adornados con imágenes que retrataban situaciones históricas. El origen de los abanicos es incierto, pero es posible afirmar que fueron utilizados por antiguas culturas, como la egipcia y romana, puesto que el objeto aparece en las representaciones artísticas de estos pueblos.

Victoria Subercaseux (1848-1931) nació en Santiago en una acaudalada familia, prima de Benjamín Vicuña Subercaseaux, con quien contrajo matrimonio el 4 de marzo de 1867. Ambos se conocieron el 18 de septiembre de 1866, cuando ella se inició en sociedad en el baile oficial dado para celebrar la reelección a la presidencia de la República de José Joaquín Pérez. Tuvieron ocho hijos: Blanca, María Magdalena, Rosa, Benjamín, Arturo, Manuela, Eugenia y Gabriela, de los cuales solo cuatro alcanzaron la mayoría de edad: Blanca, Benjamín (Tatín), Eugenia y María Magdalena. Victoria apoyó todas las aventuras emprendidas por Benjamín Vicuña Mackenna y él, cada vez que publicaba un nuevo trabajo, se preocupaba de entregarle una copia empastada de la obra con su nombre inscrito en letras doradas sobre la cubierta.