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Campaña de los pueblos: la opción presidencial de Vicuña Mackenna

Solapas secundarias

Primer movimiento electoral popular

El primer candidato presidencial de Chile que buscó el voto popular fue Benjamín Vicuña Mackenna. En 1876 su campaña movilizó a la clase media y al bajo pueblo "ilustrado": obreros, campesinos y artesanos.

Gracias a la reforma electoral de 1874 estos sectores tenían por primera vez derecho a voto. El historiador Gabriel Salazar dice que este no fue un movimiento liberal de "altura", sino que una corriente que involucró a artesanos, profesores, tenderos, publicistas que aún tenían viva en su memoria las necesidades y las propuesta del ya viejo "social-productivismo", pero todavía no había desarrollado su propio proyecto político (Salazar, 2011:426).

De hecho, Vicuña Mackenna fue proclamado espontáneamente en diversos pueblos de Chile, reunidos en cabildo abierto. Por ejemplo, el delegado por Concepción Tomas Menchaca contó que "el gran movimiento de emancipación que se ha efectuado en Concepcion, se debe en su mayor parte a la clase obrera, a su ilustrado cuerpo de artesanos. Ellos [...] han sido los primeros [...] en proclamar la candidatura del pueblo" (Vicuña, 1876d: 46).

Para el escritor Eugenio Orrego Vicuña este fue el primer movimiento genuinamente popular que tuvo Sudamérica: "movimiento consiente, doctrinado y organizado" (1939: 204), en tanto que el historiador Sergio Grez añade que "La candidatura presidencial [...] fue la primera justa electoral de masas de la historia de Chile, sobrepasando con creces el estrecho círculo oligárquico en que se desarrollaba hasta entonces la actividad política" (Grez, s/f: 13).

Benjamín Vicuña se preocupó de los sectores populares desde su juventud. Estudió sus necesidades y quiso elevar su condición intelectual, económica, y sus derechos políticos. Así lo demostró en sus múltiples escritos, debates parlamentarios y reformas que impulsó como Intendente de Santiago.

Toda su candidatura estuvo impregnada por este espíritu, de allí que la nombrara como "La Campaña de los Pueblos" y fuera proclamado en una convención alrededor de 1000 representantes de diferentes departamentos del país, reunidos entre el 25 de diciembre y el 1 de enero de 1876 en el cerro Santa Lucía.

Vicuña Mackenna llamó a este evento la "Convención de los Pueblos", y la contrastó con la cita que había realizado un mes antes la Alianza Liberal, a la que denominó "Asamblea de los Notables" debido a su composición esencialmente oligárquica, y al "gran número de parientes del Presidente de la República y del candidato mismo" (Donoso, 1975: 361).

Apoyo popular del candidato de los pueblos

Las adhesiones a su candidatura llegaron de todos los rincones del país. Los chilenos que vivían en Antofagasta lo proclamaron como candidato, aunque ese aún era territorio boliviano. En Magallanes se señaló que "el pueblo [...] confía a los inscritos el honroso cometido de enviar [...] sus votos más sinceros para que usted sea el sucesor del actual Presidente de la República" (Sagredo, 2001:105).

Para el historiador Rafael Sagredo "no debe sorprender que los "pueblos" fueran estremecidos por el singular candidato que, ajeno al mundo oficial, intentó alcanzar el trono presidencial" (2001:105).

Las mujeres son un ejemplo de aquello. Lo acompañaron en los meeting, actos políticos, bailes y banquetes. Así lo consignó el diario El Mercurio: "[lo] que más llamaba la atención eran las cien ciudadanas, poco más o menos, que habían tomado posición en distintos puntos culminantes del Circo, unas a caras descubiertas y otras con el rostro velado, tal vez para evitar la mirada de curiosos" (18 de febrero de 1876).

Incluso cuando llegó la ocasión de inscribirse bajo la nueva ley electoral para las elecciones de 1876, grupos de mujeres de varias ciudades del país intentaron hacerlo, con el resquicio que la nueva ley concedía el voto a los "chilenos" que sabían leer y escribir y no precisaba su género.

En La Serena varias mujeres completaron el trámite antes de que el gobierno emitiera una interpretación que limitaba el voto a los hombres (Grez, s/f: 14).

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