Esta obra de formato rectangular representa un busto de figura masculina de perfil inscrita en dibujo de forma oval. Atrás se puede ver a dos figuras femeninas, una se tapa la vista con la mano, y la otra tiene con la vista descubierta; esta última sostiene un libro que dice "Historia". Abajo a la izquierda, se puede ver una bandera chilena caída, y a los pies de las figuras femeninas, guirnaldas de vegetación. Detrás hay libros apilados que representan algunas de las obras escritas por el propio Vicuña Mackenna.

Según Eugenio Orrego, nieto de Benjamín Vicuña Mackenna, este dibujo es un "retrato del Tipo Intendencia ornado por una guirnalda de laurel que remata la estrella de Chile. Hay entre los motivos ornamentales complementarios, dos urnas cubiertas de crespón que descansan sobre cinco volúmenes cada una, con títulos de las obras principales del maestro". Orrego cree que este dibujo pertenece a Luis Fernado Rojas, ya que éste fue el dibujante personal de Vicuña Mackenna, colaborando con él en el Álbum de la Gloria de Chile, un homenaje a los caídos durante la Guerra del Pacífico.

Luis Fernando Rojas(1857 - 1942) fue uno de los más importantes representantes de la ilustración y el dibujo chileno, durante finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Comenzó realizando ilustraciones para "El Correo de la Exposición", y a partir de entonces, desarrolló una extensa labor como ilustrador en la prensa chilena. Trabajó también en revistas como "El taller ilustrado", "La lira chilena", "El Peneca", "y Zig-Zag, entre otras.

"El Padre Padilla" fue un periódico de sátira política y social, que dio énfasis a los problemas sociales y denunció la intromisión de intereses económicos en el Estado, las prácticas antidemocráticas de los gobiernos de turno, las desigualdades económicas y los abusos del poder y el dinero.

Esta ilustración apareció en "El Padre Padilla" el jueves 28 de enero de 1886, tres días después de la muerte de Vicuña Mackenna, en el número 219, año II, y señala: "Parece que una fuerza superior hubiera dispuesto la muerte del señor Vicuña Mackenna a fin de conmover al pueblo i obligarlo a retraer su mirada de la tierra, donde todo es mezquindad, para que la elevase a los cielos, donde todo es grandioso. Durante tres días hemos vivido con el espíritu levantado y el pecho palpitante. En todos los confines de Chile i más allá de sus fronteras, el nombre del señor Vicuña Mackenna ha sido la preocupación constante de justiciera i entusiasta apoteosis".